En la entrada anterior hice mención a la creencia del yuan en China. Esta creencia se refleja en la frase: "si dos personas tienen yuan entre sí, aunque estén a miles de kilómetros, se encontrarán, pero si no tienen yuan, aunque estén una frente a la otra, no se encontrarán". Esto es un ejemplo de lo que en psicología se llama fatalismo relacional: la creencia de que las relaciones interpersonales están predestinadas al éxito o al fracaso, y las personas implicadas tienen poco control sobre ellas, es decir, existe tu media naranja en alguna parte del mundo y debes encontrarla.
Esto no es exclusivo de China o del mundo oriental. Creencias similares se encuentran también en el mundo occidental, donde se habla del amor romántico, del flechazo o del amor a primera vista. Existen dos tipos de creencias básicas sobre las relaciones:
- Creencia en el destino romántico: según la cual las parejas son potencialmente compatibles o incompatibles y no se puede hacer nada para cambiarlo. (Por tanto hay que buscar a la pareja ideal). Los estudios indican que si estas personas estaban inicialmente satisfechas con la relación (si pensaban que habían encontrado a su media naranja), sus relaciones eran más intensas y podían ser duraderas, pero si al principio de la relación tenían dudas, la relación se rompía al primer inconveniente (lógico, ya que estas personas creen que los problemas de una relación reflejan la incompatibilidad con la pareja).
- Creencia en el crecimiento de la relación: se basa en la creencia de que la relación ideal no existe inicialmente, sino que se desarrolla a lo largo del tiempo resolviendo las incompatibilidades, es decir, existen multitud de posibles parejas ideales y el éxito de la relación depende del esfuerzo que ambas personas hagan. Las investigaciones (Knee, 1998) demuestran que este tipo de personas tiene relaciones de noviazgo más duraderas, y tienen más capacidades para afrontar los problemas que surjan en la relación.
Una persona puede tener una de las creencias, y no la otra, aunque también pueden coexistir ambas a la vez en el mismo individuo. Eso sí, suele predominar una sobre la otra.
La prevalencia de una u otra creencia varía mucho de una cultura a otra, y representa un claro ejemplo de cómo nuestras presunciones y pensamientos afectan a nuestras relaciones.
Así mismo, existen muchos otros mitos o creencias sobre las relaciones amorosas ampliamente extendidas en nuestra cultura occidental (aunque también pueden darse en otras culturas). Algunos de estos mitos son:
- Exclusividad: El amor romántico sólo puede sentirse por una única persona al mismo tiempo.
- Omnipotencia: El amor "lo puede todo".
- Perdurabilidad: El enamoramiento puede durar siempre.
- Media naranja: Todo el mundo tiene una pareja ideal o predestinada.
- Celos: Los celos son indicador de verdadero amor.
- Matrimonio o convivencia: El amor romántico-pasional debe conducir a la convivencia (o al matrimonio).
- Fidelidad: Todos los deseos pasionales, románticos o eróticos, deben satisfacerse exclusivamente con una única persona.
Nuestras relaciones románticas están muy afectadas por todas estas creencias, así como por las experiencias tempranas de apego sobre las que hablaré próximamente.
¿Cuál de las dos creencias sientes que hasta ahora ha marcado más tus relaciones sentimentales: crees en la existencia de tu media naranja? ¿Qué opinión te merecen los mitos sobre el amor, los consideras falsos, imposibles, problemáticos, absurdos...?
No creo que uno debe buscar su media naranja. Una relación debe crecer. ¿Cómo puede uno encontrar entre los billones de personas su media naranja? Conocemos en un momento dado de nuestra vida unos 150 amigos (el número Dunbar) y encontramos muy a menudo nuestra pareja entre nuestros amigos. Así que en general elegimos entre estos 150 personas lo más adecuado y nos ajustamos. Lo convertimos en nuestra media naranja.
ResponderEliminarEl ser humano somos una naranja completa…. La media naranja de la que se habla no debería existir, no se necesita medio amor, ni media atención, ni medio tiempo para estar con alguien.
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