Psicofármacos o Terapia (ES)

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En este artículo me gustaría abordar el eterno debate que hay entre la psicofarmacología y la terapia.

Se suele tener la idea equivocada de que si alguien está deprimido y no sabe por qué es que tiene algo va mal con la química de su cerebro y necesita tomar medicamentos para 'curarse'.

Hace unos años, fui a visitar a un amigo mío a los Estados Unidos y me sorprendí por la cantidad de publicidad televisiva que había sobre diferentes marcas de antidepresivos. El número de personas que toman este tipo de medicamento en el mundo occidental es mucho mayor que en el resto del mundo. ¿Es porque la gente se deprime menos en otras partes del mundo o es porque no tienen acceso a dichas medicinas?

La depresión es una 'enfermedad' muy común en la vida moderna. Los datos estadísticos muestran que las tasas de depresión son dos veces más altas en zonas urbanas que en zonas rurales. Además, en lugares donde la supervivencia diaria es la regla, no existe la depresión como la concebimos en en nuestro país. Las personas que viven en ambientes hostiles, donde tienen que caminar una cierta cantidad de tiempo para conseguir agua, no se deprimen como lo hacemos en el primer mundo.

Sin embargo, nosotros, criaturas del mundo moderno con teléfonos móviles, dispositivos de alta tecnología y un montón de agua y alimentos a nuestra disposición, nos deprimimos, nos estresamos y padecemos de ansiedad. Así y todo algunas personas echan la culpa de dichos sentimientos a la química cerebral.

¿Nos falla la química cerebral y por eso nos deprimimos?

Antes de intentar responder a esta pregunta, me gustaría hacer otra ¿Alguna vez has pensado que tal vez "nuestro estilo de vida" podría tener algo que ver con la depresión?

En Estados Unidos las vacaciones legales duran solo una semana al año. Aquí en Europa estamos mejor, pero así y todo, estamos bastante americanizados en cuanto al estilo de vida. Queremos hacer muchas cosas en poco tiempo y vivimos a un ritmo frenético. En los países industrializados se toman muchos más medicamentos para la ansiedad y la depresión que en el resto del mundo.

Algunas personas no conciben como posible solución a sus problemas el detener su flujo de actividad, ya que ello les llevaría a no cumplir con sus plazos y a no llegar a hacer todas las cosas que creen que ‘deberían’ hacer? Desde este punto de vista, si alguien está deprimido y no puede continuar con sus tareas diarias, la opción más idónea es tomar una píldora que le permita seguir adelante. El que esta píldora funcione como uno espere es congruente con la creencia de que algo iba mal con la química cerebral y por eso, desde que toma las pastillas se encuentra mucho mejor.

Pero podemos preguntarnos otra pregunta. ¿Es la química de nuestro cerebro deficiente o inadecuada, o no lo suficientemente fuerte como para lograr todo lo que suponemos que debemos hacer en nuestra vida?

La mayoría de la gente que toma antidepresivos mejora su estado de ánimo. La verdad es que las drogas funcionan. Imagina que participo en deportes de alta competición y debo entrenar nueve horas al día durante siete días a la semana, y pasado un tiempo empiezo a quejarme de mi cuerpo dolorido. Mi entrenador me podría dar algunos esteroides (y tal vez un poco de cocaína, también) para continuar con mi entrenamiento y conseguir los resultados que me había propuesto: ganar la competición, mejorar mi crecimiento muscular, mejorar la fuerza.

Química corporal

Imagina a alguien que corre para salvar la vida. Le están persiguiendo y quieren matarle. Si pudieras tomar muestras de sangre y otros zonas de esa persona en ese momento, seguramente encontrarás una gran cantidad de adrenalina junto con neurotransmisores relacionados con ‘el estado de alerta” que están ayudando a esa persona a escapar. En el laboratorio, esto se hace con una rata y un gato (sí, los psicólogos hacen estas cosas para investigar).

Sin embargo, podríamos encontrar la misma cantidad de adrenalina en una persona sentada en una silla en un entorno muy seguro, por ejemplo, una persona viendo una película de terror. La persona no está en una situación peligrosa para su vida, sin embargo, para su cerebro no hay diferencia. Es decir, no importa la situación real en que la persona se encuentre, sino la situación percibida.

También se puede conseguir el mismo efecto fisiológico mediante la inyección de cierta cantidad de adrenalina y otras sustancias químicas en su cuerpo. Esto haría que la persona experimentara las mismas reacciones que alguien que está corriendo para salvar la vida. Estas sensaciones podrían ser interpretadas por la persona como miedo, ansiedad y llegar a desencadenar un auténtico ‘ataque de pánico’. (De hecho parte de la terapia para superar los ataques de pánico consiste en provocar al paciente los síntomas del pánico mediante la hiperventilación o ciertas sustancias, pero no voy a explicar esto ahora).

Ya sea a través de una imagen mental (una película) o un medicamento inyectado, se puede llegar a obtener la misma experiencia. La reacción del cerebro a la película o a la droga inyectada trabaja a través de los mismos mecanismos en el cuerpo.

Química cerebral

Las sustancias psicoactivas alteran los neurotransmisores y otras sustancias cerebrales, pueden aumentar o disminuir su número, por ejemplo. Los neurotransmisores son sustancias que las neuronas utilizan para comunicarse entre sí. Se producen generalmente en el cuerpo de la neurona y son liberados en las sinapsis. Una sinapsis es la unión entre dos neuronas, donde por lo general una neurona pasa señales químicas a otra neurona.

Si es la primera vez que oyes hablar de neurotransmisores y neuronas y todo eso te parece chino, imagina por ahora que una persona da un troz de papel a otra persona. El papel serían los neurotransmisores y las personas las neuronas. Si el papel, por ejemplo, tiene el mensaje "salta y pásame al siguiente" escrito en él, la segunda persona que recibe el papel, lo lee, da un salta y pasa el papel a la siguiente persona en la cadena, y así sucesivamente.

Sé que estoy simplificando las cosas, pero para el propósito de esta explicación me vale la imagen de una fila de personas pasándose instrucciones por escrito de una a otra. Por supuesto, el cerebro estaría construido de muchas líneas de neuronas que trabajan juntas. Por lo tanto, para imaginar el cerebro de una manera sencilla, piensa en muchas de esas cadenas de personas que se pasan mensajes escritos de unos a otros.

La fluoxetina (conocida comercialmente como Prozac) funciona mediante la alteración de la cantidad de algunos neurotransmisores disponibles. En nuestro ejemplo sería como dar más papeles con la palabra ‘salta’ en ellos. Mucha más gente empezaría a saltar al mismo tiempo. Y así podríamos hacer la analogía entre más gente saltando en la cadena de personas con un cerebro que tiene más neuronas ‘saltando’ y por tanto es más feliz.

¿Y la terapia?

Es un error muy común creer que las drogas psicoactivas funcionan de una manera diferente a como lo hace la terapia. Gracias aluso de la neuroimagen, se pueden escanear el cerebro para investigar los cambios neuroquímicos que tienen lugar después de tomar una droga psicoactiva o después de asistir a una sesión de terapia.

Se ha demostrado que las drogas psicoactivas y la terapia funcionan a través de los mismos principios básicos de la química cerebral. Sólo para dar un ejemplo, utilizando la tomografía por emisión de positrones (PET) (una técnica de neuroimagen) en pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo, se pudo comprobar que los que tomaron fluoxetina y mejoraron en los síntomas de su enfermedad tuvieron los mismos los cambios bioquímicos en el cerebro como los que mejoraron al ser tratados con psicoterapia. Los pacientes que no mejoraron (ya sea tomando fluoxetina o a través de la terapia) no tuvieron dichos cambios.

¿Drogas o terapia?

La pregunta no debería ser lo uno o lo otro. Ya sé que he hecho la pregunta, pero la respuesta no va a ser “no, no tomes pastillas, haz terapia” Tanto la terapia como los psicofármacos funcionan y a veces es necesario el uso de ambos. Los fármacos son especialmente importantes para aquellos pacientes que no tienen los recursos psicológicos o económicos necesarios para asistir a terapia. Por ejemplo, no parece una buena idea tratar sólo con la terapia a una persona que está extremadamente deprimida y quiere suicidarse.

Una nota de aviso importante a la hora de hablar sobre los antidepresivos y otras drogas psicoactivas: los efectos biológicos de estos fármacos sobre las neuronas ocurren muy rápidamente. Si tengo algunas neuronas en un cultivo celular y administro uno de estos medicamentos, puedo casi de inmediato medir los cambios que el medicamente debe producir (aumento de los niveles de ciertos neurotransmisores, por ejemplo). Pero, muchas veces los efectos de esa droga en la condición que está siendo tratada no se hacen evidentes hasta pasadas ciertas semanas desde que se empezó a tomar el fármaco.

¿Por qué las neuronas aisladas en un laboratorio reaccionan inmediatamente a la droga administrada, mientras que sus efectos sobre el estado de ánimo de la persona pueden tomar semanas para empezar a notarse? Esa sigue siendo la gran pregunta. La idea de que los efectos que tiene la fluexetina sobre los neurotransmisores de la sinapsis es lo que 'cura' la depresión es falsa casi con toda certeza. Si ese fuera el caso se podría esperar que el tratamiento tuviera efecto inmediato, ya que estos fármacos actúan sobre las neuronas de inmediato. Pero los psicofármacos no son como la aspirina para el dolor de cabeza. Cuando uno se toma una aspirina, el dolor de cabeza se va en unos 20 minutos más o menos.

Una descripción más precisa sería que, el cambio producido en los neurotransmisores de la sinapsis (en el caso de la fluexetina el neurotransmisor afectado es la serotonina) inicia una secuencia de eventos en el cerebro que en última instancia resulta en la reducción de los síntomas y que puede implicar muchos otros neurotransmisores desconocidos. Por lo tanto, es la adaptación del cerebro a la droga la que causa la reducción de la depresión, y no la droga en sí misma.

Sin embargo, algunas de estas adaptaciones pueden ser alcanzadas más rápidamente o más efectivamente a través de la terapia. Esto todavía se está investigando, pero sólo para dar un ejemplo de cómo la terapia puede trabajar, imagina que estás triste porque te han despedido del trabajo y pasas parte del día quejándote y lamentándote por ello. Una tarde descubres de que acabas de ganar la lotería, ¡el premio gordo! En ese momento la tristeza se ha ido de repente y te sientes lleno de energía y felicidad, ¡en tan solo un segundo!

Muchos artistas dicen que subir al escenario les da un subidón que no se puede comparar con la mejor droga. Esto es también resultado del trabajo de los neurotransmisores que reaccionan ante la situación en que se encuentra el actor y no como reacción a un medicamento.

Imagina un día cualquier de tu vida en que estás aburrido y no tienes ganas de hacer nada. Te pasas el día holgazaneando y no quieres salir de la casa. Luego una persona que te gusta mucho, y con la que tienes muchas ganas de quedar, te llama y quiere salir contigo. Inmediatamente el estado de ánimo cambia y te activas de nuevo. Te vas a la ducha, te vistes, te preparas, y de repente notas que te apetece salir y tienes más energía. Una vez más, el estado de ánimo ha cambiado sin drogas involucradas en el proceso.

Más información sobre las drogas

Otra nota de prudencia sobre las drogas - un montón de gente no es consciente de esto – en EE.UU una vez que un medicamento ha sido aprobado por la FDA (Food and Drug Administration) para el tratamiento de un cierto trastorno, cualquier médico pueden recetar ese medicamento para lo que quiera. Así, a pesar de que el Prozac fue investigado inicialmente por la depresión en adultos ahora es recetado para el trastorno obsesivo compulsivo, trastornos alimentarios, e incluso es recetado a niños. Una vez aprobado el medicamento puede ser recetado para cualquier cosa.

También hay que tener en cuenta que los medicamentos siempre tienen efectos secundarios. Pueden influir a otras partes del cuerpo. Las drogas suelen tener un efecto general en la fisiología del cuerpo, mientras que la terapia es más específica a un problema.

Por ejemplo, un ansiolítico, te reduce la ansiedad en cualquier circunstancia. Si tienes fobia a las arañas y otra persona tiene fobia a los perros, y una tercera a volar en avión, el tratamiento farmacológico de estas fobias pueden ser el mismo (puede ser un ansiolítico, por ejemplo). En cambio, la terapia trabaja cada fobia de forma específica (el tratamiento para quitar el miedo a las arañas podría tener ningún efecto sobre el miedo a los perros, o a volar), además de potenciar la capacidad de la persona a enfrentarse a sus propios miedos.

La necesidad de "no parar"

En el pasado, si uno tenía hambre, comía, y si uno estaba cansado, podía dejar de trabajar por un tiempo y echar una siesta o descansar. Ahora vivimos en un mundo en el no podemos parar. Hay que seguir un ritmo de producción, fechas de entrega, resultados, objetivos, etc. Esto mejora el rendimiento general y la producción en una sociedad capitalista, pero viene con un coste añadido.

La depresión y la ansiedad son enfermedades muy de nuestro tiempo y cultura. Esto no quiere decir que no existiesen antes, sino que ahora vivimos en un mundo que proporciona las condiciones adecuadas para se den con más facilidad, para más tarde tratarlas con psicofármacos y así continuar produciendo, mientras nos engañamos con la explicación de que todo fue causa de un mal funcionamiento de nuestro cerebro.

Más adelante hablaré de alguna de las teorías modernas sobre la depresión. De momento os dejo con un video muy interesante sobre el efecto placebo.