En este artículo me gustaría abordar el eterno debate que hay entre la psicofarmacología y la terapia.
Se suele tener la idea equivocada de que si alguien está deprimido y no sabe por qué es que tiene algo va mal con la química de su cerebro y necesita tomar medicamentos para 'curarse'.
Hace unos años, fui a visitar a un amigo mío a los Estados Unidos y me sorprendí por la cantidad de publicidad televisiva que había sobre diferentes marcas de antidepresivos. El número de personas que toman este tipo de medicamento en el mundo occidental es mucho mayor que en el resto del mundo. ¿Es porque la gente se deprime menos en otras partes del mundo o es porque no tienen acceso a dichas medicinas?
La depresión es una 'enfermedad' muy común en la vida moderna. Los datos estadísticos muestran que las tasas de depresión son dos veces más altas en zonas urbanas que en zonas rurales. Además, en lugares donde la supervivencia diaria es la regla, no existe la depresión como la concebimos en en nuestro país. Las personas que viven en ambientes hostiles, donde tienen que caminar una cierta cantidad de tiempo para conseguir agua, no se deprimen como lo hacemos en el primer mundo.
Sin embargo, nosotros, criaturas del mundo moderno con teléfonos móviles, dispositivos de alta tecnología y un montón de agua y alimentos a nuestra disposición, nos deprimimos, nos estresamos y padecemos de ansiedad. Así y todo algunas personas echan la culpa de dichos sentimientos a la química cerebral.